El rugido del oso o el renacer del cine bélico ruso de Borja G. Rey
En 1930 los nazis empiezan su ambicioso programa cinematográfico, dirigido por el ministro de propaganda del Reich, Goebbels, quien se auto-proclamaba gran patrón del cine Alemán. Pero aunque los nazis quisieron apropiarse de la idea de ver en el cine un arma de propaganda sin igual, nada mas lejos de la verdad, ya que justo fue la otra orilla ideológica quien primero se dio cuenta del poder del cine. Sería Lenin quien en 1917 ya diría que "De todas las artes, el cine es para nosotros la más importante", el cine no conocía de clases sociales, podía llegar a todo el mundo y con la fuerza de la imagen penetrar en su mente y corazón. Seria la Unión Soviética en sus primeros años quien nos regalaría clásicos como "El acorazado Potemkin" u "Octubre". El cine al servicio de la revolución como una bayoneta más, esa fue la consigna del viejo cine Socialista.

Pero después de la Gran Guerra, fueron los americanos los que supieron sacar mejor partido al cine como arma de propaganda,sus filmes bélicos estaban todos cargados de un claro mensaje, que proclamaba al ejercito americano como único ganador de la contienda, mientras despreciaba la función de los soviéticos en la misma, estas infamias fueron calando poco a poco en el público. Podemos poner como ejemplo las encuestas sobre la guerra de los franceses los cuales en 1946 mas del 80% consideraban al ejercito ruso como su verdadero libertador y en cambió en 2015 ese mas del 80% lo ocupaban los americanos. Sin duda la labor de zapa, de los estudios norteamericanos ha dado su frutos. Otro ejemplo más de ello es que hoy en día la mayoría de la gente habla del Desembarco de Normandía como el punto clave de la guerra, cuando hay que ver el contexto, ya que dicho desembarco se produce gracias a la necesidad de los Nazis de defender su frente en el Este, arrasado por la tropas Soviéticas, y es que aunque moleste a la industria cinematográfica americana, fueron las tropas del ejercito rojo los primeros en entrar en Berlín, y no era a Patton al General que temían los Dirigentes Nazis (no olvidemos que intentaron negociar con él...), si no a Zhukov, el mismo que los aplastara en Stalingrado.
Pero ahora con el cambió de siglo los rusos vuelven a levantar su industria cinematográfica, y son en sus estudios en solitario o en colaboración con países como Bielorrusia, donde empiezan a nacer nuevas mega producciones bélicas, como respuesta a mas de 60 años de silencio.